La Sombra del Agua: VACÍO MIS ENTRAÑAS

A/A de quien necesite saber:

No me arrepiento de nada de lo que hice.
No me arrepiento de nada de lo que di
y menos de recibir lo que me dieron.

Yo no puse una casa patas arriba.
La casa ya estaba así.
Tan solo había que mirar en la otra dimensión.
Pero la casa ya tenía los muebles patas arriba,
corrida la pintura de las paredes,
esparcido por el suelo el contenido de los cajones.
Desaparecidos el amor, la pasión, la carne....

Yo no puse una casa patas arriba.

Solo fuimos clavos ardiendo.
Solo fuimos clavos oxidados, abandonados, pisoteados...

Y cometimos el pecado de tratar de encontrar la fuerza que se nos iba,
uniéndonos como clavos maltratados que nos sentíamos.

Nunca hubo carne, pese a mil y una oportunidades.
Nunca dejamos desatar la pasión mas allá de las palabras y las miradas.
Nunca quisimos hacernos daño el uno al otro atándonos por lujuria.

No me arrepiento de haber tendido mis manos,
de haber construido una hamaca con las cuerdas de mis palabras
donde hacer que se sintiera "en paz".
Donde encontraba un reposo perdido.

No me arrepiento de haber estado siempre ahí.
Día y noche, lágrima y sonrisa, dolor y amor.

"Lo que no se dá, se pierde"
Y yo me voy sin nada mío.
Pues todo lo que tenia lo di.
Me despojé de todo y lo entregué.
Y a cambio me sentí que volvía a ser yo.
Aquél yo olvidado en mis recuerdos.

Así que no me voy vacío.
Me voy lleno a reventar.
Orgulloso de haber descubierto lo que nadie encontró jamás.
Feliz por haber hecho encontrar a alguien su "yo",
por hacerla verse como es y no como se ve
con las mil capas de pintura en que la ocultaron.

Yo no he puesto una casa patas arriba.
Yo he intentado poner la paz en un corazón herido.
Yo he intentado sacar una niña, una mujer, una persona
de donde solo había tristeza, abatimiento, soledad y pena.

Y si alguien me acusa de poner casas patas arriba,
quizá sea porque solo vemos lo que queremos ver.
Quizá sea porque no sentimos a quien debemos sentir.
Quizá sea porque no confiamos en quien debemos confiar.
Quizá sea por mil cosas que es preferible no ver para no sufrir.