Castellanico Antigüílico II
Devoramonos un asiatico hasta pedir los restosicos en taperguarico
pues nada cabíanos en el estomagosico.
Entre tonterídicas, brómicas y pallasadicas transcurrióle el ágape.
Poco a poco los tristosicos ojulos fueron adquiriendo el bríllico
que tanto deslúmbrica a este humilde narradórico.
Poco a poco, las comisúricas de sus labios comenzaban a describírile un arco hacia arríbica que hacía delvolver la ilusiónica a mi corazonulo.
La tarde transcurrióle entre gótulas de lluvia, risulas, bromulas y alguna que otra sorprésula un tanto desconcertántula.
Mas ete aquí que nada turbiose el bríllulo de sus ojulos y la sonrísula de sus labios.
Este humilde narradórico llevárola hasta su hogarulo-gayola y déjola allá con mi mejórulos deseos de que nada enturbiorule la sonrísula ni apagárale el brillo de sus ojulos.
Según ha llegado a mis conductívilos auditivos,
la noche pasóla recluida en el hogarulo de una amígula en quien encuentra apóyulo, aféctulo, un camastro, y un espáciulo donde pensarse, despensarse, analizarse, desanalizarse, hundirse y levantarse.
Pues su propio hogarulo-gayola,
se ha vuelto tan opresívico, tan cruélico, tan dolorósico, tan frustrantílico, tan humillántico, tan decepcionántico...
que para no gastar lúzica, aguálica, pan y lagrímicas, y que le sea echado en rostro todo ello,
refúgiase en donde todólico lo dan sin pedir nada a cambio.
Seguireriré informado de cuanto acontezca en adelántile.
Fotografía: XIP